sábado, 2 de noviembre de 2013

Ici, une autre fois

Y ici, c'est ce qui est oublié..c'est qui est fermé... c'est, c'est la vie, dit un ami à moi. Je m'en manque.. oui.
I have completly forgot you, they... I have absolutly..
Tan bello, perfecto. Tan horripilantemente perfeccionista. Tan estricto y astringente. Il faut ne pas vous oublié... si pudiera, si supiera..
Materia impretérita, dit-moi!! Je suis..où est-ce qu'en..
Imperfecto como imperfecto es el mundo. Mundo, como mundo imperfecto. Dónde? Cómo? Cuándo? Pas pourquoi, pas pourquoi...desgraciadamente. c'est pas le momento.
C'est..quoi?
Au revoir, literalmente.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Categorías de lo inherente

Tecum habita et moris, quam sit tibi curta supellex"



<<Ocúpate de tus asuntos y verás cuán reducidos son tus recursos>>




miércoles, 21 de agosto de 2013

José.

Ave nocturna de altos vuelos, tu estancia ha sido corta, pero intensa. 






Gracias. 

jueves, 15 de agosto de 2013

Ignoro.

Soy un ignorante y Sócrates no consuela. Hormiga entre elefantes o, como dijo el sabio, a hombros de gigantes: soy un ignorante y desconozco lo que sé. Creo que todos lo sabemos, quiero decir, todos inteligimos. Ocultamos su antitética realidad bajo un manto de ropajes, metales... Éstos son el conocer.

Soy un ignorante y solo yo lo sé. Hubo quien conoció el secreto de aquel disimulo y, en su sabiduría, eliminó el ornamento: para sugerir mayor erudición, perdón, sapiencia.

¡Cuánto ignoramos! Y me pregunto si también el desconocimiento mismo: ¡claro!, listo, ¿qué sino había dicho el sabio de Delfos? Pero no, no esa ignorancia me interesa: vuelta a empezar.

Quisiera decir que sé algo del mundo aunque solo conozco humanos. Desgraciadamente, avant la merde, presidimos el comicio. Sea con Habermas o Foucault, sea con Husserl o Schütz, barruntamos algo, porque algo se resiste a ser barruntado.

Lo desconozco. Cuestiono qué sentido aduce cualquier sentido, más allá del suyo propio, sin alguno que sea mío: ingenuo. He aquí, de nuevo, lo inhóspito a decorar.

Unos creen lo que sienten, exclusivamente. Onanismo absoluto de su libertaria cerrazón. Cárcel de flores, sin tierra en el corazón, más bien en la cabeza.

Y, sin embargo, también lo ignoro.

Tantos sabios, tanto pierdes. Tanto pierdo, sin los sabios.

Ya decir es un atrevimiento. "Y si lo conoce, no podrá expresarlo". Infiérase.

Así es. Y así alcanzo la primera entrada: la nada (quien sabe, si es todo). Creo que es hora de anunciar, al fin: el ser ha muerto.

Onanismo. Uno tras otro han querido atrapar el vuelo nocturno de Minerva, pensando que con aire, volaría mejor.

Onanismo, onanismo, onanismo.

Yo soy es un presupuesto. El ser es homónimo, no hay salida posible. El ser es la respuesta, parécese olvidado.

Convención. Epifenómeno (no; no de algo más fundamental: de nuevo, ¿desconocemos lo que ignoramos?).

Sócrates no consuela, pero ya no somos ignorantes. No existe esa distinción; ninguna lo hace. Es necesaria otra revolución del pensamiento, al modo cartesiano, decía Husserl, que siembre y no recoja. Deconsotruya y no construya. Ignore y no-no conozca, ignorando.

¡Schopenahuer! ¡Levanta el velo, y muéstranos las bragas!

jueves, 4 de julio de 2013

Salle d'eau


En el baño se despierta un reflejo: el mío. 

Él me informa, a mí, de algo que soy yo.

Información radical para lo otro, pero autónoma de mí. 

Trascendente. 

En el baño no solo me encuentro frente a mí, sino también conmigo. 

El baño es la huida. Es el encuentro. 

Retoza mi motivo, rezuma mi soledad: en el baño. 

Es un lugar ajeno. Especialmente cuando no nos "pertenece". 

El baño. 

Ebrio, desbebo, ledo. Pedo. Apropiado para la ocasión. 

Observo tus ojos, los míos, Eso dicen, los otros. 

Asiento mis pensamientos, los tuyos, ante ti. 

Y registra el espejo el diálogo que hemos mantenido. 

Olor, tacto, bullicio lejano. Solo tú en cubículo cerrado. 

Tú: bebido. Yo: anotando. 

Y juntos, los dos, juntos meando. 


domingo, 12 de mayo de 2013

Falsabilidad e inducción en lo cotidiano


Su manifestación: el miedo y la desconfianza.

Su razonamiento: no pasa nada, hasta que pasa. Un hecho puede repetirse indefinidamente en su inocuidad. Solo es necesario que no se cumpla en una ocasión para vernos abocados al dolor.

En el riesgo, una posibilidad puede contradecir a la suerte. Pero es suficientemente honda, como para arriesgarlo. He ahí el miedo, la desconfianza.

Asimetría entre la bondad y la maldad. Mientras la primera ha de mantenerse, la segunda la contradice  puntualmente (siendo suficiente para la perfidia).

  Un acto malvado ennegrece muchos buenos; uno bondadoso no aventaja a otro perverso.

Asimetría.

Aunque cabe ubicarse Más allá del bien y el mal. Sin valoración; exclusiva estetización.

La inducción y la ignorancia. Un número finito de enunciados (argumentos) no justifican otro enunciado universal. Entre aquéllos y éste encontramos un salto injustificable. Y, aunque se fundamente en un principio de constancia o uniformidad, habría que cimentar de nuevo este enunciado universal en su condición suficiente. Así, ad infinitum.

Hegel, la ignorancia y la inducción. La universalización inductiva no se justifica. La abstracción diluye lo real, lo falsea, tomando una única propiedad en representación de las demás. Todo se explica por su parte. Ignorancia: ahí nace el -ismo. <<Politicismo>>, <<esteticismo>>, <<intelectualismo>>...


El -ismo se convierte en infalsable. No es posible una consecuencia de su concepción que la contradiga. Absorben la totalidad del discurso en su idea. Siempre son verdad (aunque sin falsedad es complicado determinar su estatus).


Si es posible falsarlos (-ismo), y aceptan la falsación, encuentran dos opciones:

(1) Incluir nociones ad hoc que justifiquen el argumento falsador.

(2) Desestimar lógicamente el testimonio enfrentado negándole la posibilidad de ser una consecuencia posible de su teoría. Simplemente no es posible contradecir(nos) porque el enunciado falsador (a) no se refiere a mí, (b) no tiene sentido.

Adueñarse del discurso: falsabilidad, inducción, ingnorancia, Hegel, -ismo.



miércoles, 8 de mayo de 2013

La Nada y el meditar

Bienvenido, bienvenidos.

La nada, el fondo mismo del ser. La entrada se guarece a la impertinencia. Su presencia no se hace patente en la angustia, hoy, sino en la ansiedad. La nada solo precisa de una cosa para nadear: nada. Por eso existe una única vía que pueda llevarnos ante ella, con ella, sobre ella: la nada. Sin embargo, Nada y nada coinciden, medio y fin (telos) se identifican. ¿Cómo, pues, dar un paso hacia el nadear, así en pasividad, si precisamente el <<dar un paso>> sugiere lo contrario? No es posible producir Nada, porque necesitaríamos nada para nadear. Todo en ella es ajeno a sí, a excepción de sí misma. Pero óigase bien, sí misma es yo mismo, siendo.


Y aquí es donde las enseñanzas búdicas registrar su occidentalización. Sí, estamos suspendidos en la nada y sólo con nada es posible alcanzarla. ¿Mente blanca? Incluso ésta posee haber: luz, foco. Todo lo mental se coloca enfrente, siempre ahí, en su totalidad del concepto. Es necesario soslayar esta realidad nuestra y acceder a un pellizco de nada, sin nada que la atormente.

Ese es el pequeño regalo del meditar: buscar en sí un atisbo de nada.

El hilo de Ariadna es la nada, por la nada, para la nada; en la nada.